Más conocida como Asamblea del Año XIII, dictó importantes medidas en un contexto de radicalización revolucionaria. En la fórmula de su juramento quedó excluida la fidelidad a Fernando VII y se dispuso la libertad de prensa, la libertad de vientres, la extinción del tributo, la mita, el yanaconazgo y el servicio personal, la supresión de los títulos y signos de nobleza, y la eliminación de los mayorazgos. Sin embargo, ésta no logró ni declarar la independencia ni proclamar una constitución propia. Hacia 1814, Fernando VII había recuperado el trono de España y amenazaba con enviar misiones militares para reprimir a los rebeldes de América del Sur. La Asamblea se paralizó y terminó disolviéndose.
Dentro de la Asamblea, surgieron dos tendencias contrapuestas: la que afirmaba la soberanía de los pueblos y la centralista de Buenos Aires. El conflicto entre estas dos posiciones llevó a la exclusión de los diputados electos por la Banda Oriental. Las Instrucciones dadas por Artigas proponían la declaración de la “independencia absoluta” de la Corona española y un gobierno confederal para las Provincias.