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Casa Histórica. Museo Nacional de la Independencia

El himno no se mancha

Durante gran parte del siglo XX, la letra del Himno Nacional transitó por un periodo de calma. Las polémicas se mantenían acalladas desde 1927. En ese entonces, el himno argentino había sufrido modificaciones en la partitura que le dieron una tonalidad más militar, asemejándolo a La Marsellesa. Dos íconos de la cultura popular, Diego Maradona y Charly García, demostraron en 1990 la pasión del pueblo argentino por su canción identitaria.

Con la llegada del Mundial de Fútbol Italia 1990, nuestro himno nacional cobró una inusitada relevancia. Entre otras cuestiones, la canción patria demostró que aún era capaz de encender las pasiones argentinas. Durante la semifinal contra la selección anfitriona, el público silbó ruidosamente el himno antes del partido. Ante esto, el eterno Diego Armando Maradona articuló un insulto, que fue transmitido a todo el planeta por las cámaras de televisión. El abucheo se repitió en la final perdida contra Alemania. Al regresar, la selección fue recibida por una multitud que coreaba el himno ante el balcón de la Rosada.

Las repercusiones fueron muchas. Políticos y artistas pretendían la presentación de un proyecto para repudiar los hechos. El incidente diplomático estuvo cerca de concretarse, inclusive algunas voces sostenían que Italia había cometido un atentado. Consultado por la prensa, Maradona expresó que “cuando se chifla un Himno Nacional, es a todo un pueblo al que se ultraja”.

Los ánimos todavía estaban caldeados, cuando por la misma época del mundial el músico Charly García anunciaba su álbum Filosofía barata y zapatos de goma. Los diarios comenzaron a hablar de una nueva versión del himno presente en el disco. El 19 de octubre, dos radios difundieron por primera vez la interpretación de Charly.

Su canción seguía los versos de Vicente López y la música de Blas Parera. El texto era el mismo sin variaciones en el tempo, aunque con ligeras modificaciones en la música. La versión de García era expresiva y subjetiva, con innovaciones melódicas y cambios en la instrumentación, la dinámica y la textura vocal. Según Esteban Buch, algunos pasajes adquirieron un carácter más bien desgarrado, como el “o juremos con gloria morir” del final.

La polémica se instaló desde el mismo día del estreno. El ciudadano Carlos Horacio Hidalgo presentó una denuncia judicial, invocando el artículo 222 del Código Penal, que reprime con prisión “de 1 a 4 años a quien públicamente ultrajare la bandera, el escudo o el himno de la Nación”. Las radios comenzaron a recibir llamados pidiendo la censura de Charly. “Es una falta de respeto”, “¿hasta dónde llegaremos?” fueron algunos de los argumentos invocados por los disconformes con esta nueva versión de la canción patria.

Para los rockeros, se trataba de una interpretación respetuosa y afinada, sin elementos de parodia. Con respecto a sus intenciones, Charly le contestó al periodista Eduardo Berti: 

El Himno es una canción. Y me gusta. El Himno mata. Es una muy bella página. ¿Qué más lindo que grabarlo y  poder tararear en el baño de tu casa? ¿Por qué sólo tenemos que escucharlo cuando se muere alguien o se declara una guerra o hay que levantarse a las seis de la mañana para ir al colegio y ver cómo levantaban todos los días la bandera, siempre lo mismo? Por culpa de eso uno termina asociando una canción tan linda con la idea de que es un plomazo. Ese libertad, libertad, libertad…no me excluyan más de las libertades. Soy parte de una generación que es libertad y que se la tiene bien ganada. Sé qué es perderla. Por eso creo que el Himno, a pesar de las polémicas, une más de lo que desune”.

El juez Néstor Blondi falló a favor de García, declarando que en su versión no había ultraje ni humillación al símbolo nacional. El 16 de noviembre, Filosofía barata y zapatos de goma fue estrenado en el Gran Rex. Al final del recital, Charly se puso una camiseta con la bandera y el número 10 en la espalda. El público estalló en una ovación, y la letra de Vicente López y Planes fue entonada de pie, entre aplausos y gritos de “¡¡Argentina, Argentina, Argentina!!”. 

Las polémicas demostraron que no había que ser militar para grabar el himno, pero que tampoco se podía hacer con él lo que se quisiera. No obstante, las voces a favor fueron en aumento. Muchos militares, celosos guardianes de la ortodoxa patriótica, sintieron gusto por el  himno de Charly. Publicaciones de la derecha católica, como ser la revista Línea, expresaron su satisfacción. Todo el mundo coincidía en que cantar el himno correctamente y con emoción era algo bueno. Los límites establecían que había un derecho a la diferencia, siempre y cuando sea respetuosa.

De esta manera, el himno fue protagonista en 1990. La joven democracia transitaba por sus primeros siete años. Había un cambio de época. De la mano del Diego y de Charly, nuestra canción patria abandonó el marco estatal brindado por la Dictadura, para formar parte del gran espectáculo de masas.

Himno Nacional - Charly García en vivo

Mundial de fútbol 1990, partido final