Tucumán, en tiempos de la colonia, al igual que el resto de las provincias que integraban el Virreinato del Río de la Plata, incorporaron la práctica hispánica de las tertulias; reuniones sociales organizadas en las casas de los vecinos de los sectores encumbrados, según los criterios sociales del mundo colonial. Durante las tertulias, hábito que continuó durante los tiempos de la independencia, los hombres y mujeres desarrollaban el arte de la conversación y el consumo de bebidas y comidas típicas.
Parte del atractivo de las reuniones era la ejecución de piezas musicales en el clavicordio, instrumento que derivó luego en el pianoforte. Se utilizaban también distintos tipos de arpas, introducidas desde Europa, o fabricadas localmente en forma artesanal. Se bailaban principalmente ritmos europeos como el vals y el minué. Entre los primeros músicos locales que interpretaron y compusieron en estos géneros se encuentran Blas Parera y Juan Pedro Esnaola, vinculados con la creación del himno nacional, y los tucumanos Juan Bautista Alberdi y Salustiano Zavalía.
El vals es un género musical de origen austríaco, que tuvo su esplendor en la ciudad de Viena durante el siglo XVIII. Por su ritmo suave y su buena adecuación a la música de salón, se adaptó a las colonias hispanoamericanas creando variantes locales del género. De igual modo el minué, género nacido en el oeste de Francia a fines del Siglo XVII, tuvo se adaptó a los gustos de la vida social de salón en nuestras tierras.
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El pianoforte tuvo gran aceptación durante los primeros años del siglo XIX y su expansión es gracias a Sébastien Érhard, el primer fabricante francés de pianos a gran escala, quien creó la firma de pianos que lleva su apellido; Érard.
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Erhard nació en Estrasburgo, una importante ciudad francesa situada cerca del río Rin, en el noreste de Francia y quince años más tarde de la construcción de su primer piano, en 1777 en su fábrica de París, trasladó sus locales a Londres, escapando de la Revolución francesa. Su vida por entonces corría peligro debido a su creciente fama y a sus vínculos con Luis XVI y María Antonieta, quienes oficiaban de mecenas y clientes. Una vez superados los conflictos derivados de la revolución, regresó a París y produjo instrumentos desde ambas fábricas, expandiendo su nombre por toda Europa y por América.
> Sébastien Érhard <
Los pianos Érard fueron ampliamente apreciados por los principales músicos de la talla de Ludwig van Beethoven, Frédéric Chopin, Gabriel Fauré, Joseph Haydn, Henri Herz, Franz Liszt, Felix Mendelssohn y Giuseppe Verdi entre otros.
El Museo Nacional de la Independencia cuenta en su patrimonio con un bellísimo pianoforte Erard confeccionado en el Reino Unido hacia el año 1800 que ingresó en el año 1949 por donación de la Comisión Nacional de Museos,Monumentos y Lugares Históricos. Durante años el instrumento brilló en ocasiones especiales bajo las manos de maestros como Gustavo “Cuchi” Leguizamón, Alberto “Pato” Gentilini y Miguel Ángel Estrella entre otros.