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Casa Histórica. Museo Nacional de la Independencia

Los museos sin mujeres no son museos

La idea de un día internacional de la mujer surgió a finales del siglo XIX, en plena revolución industrial y durante el auge del movimiento obrero. En 1910 la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, reunida en Copenhague, proclamó el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, como propuesta de la dirigente comunista alemana Clara Zetkin. El día se celebró por primera vez el 19 de marzo de 1911 en Austria, Dinamarca, Alemania y Suiza.

A lo largo de las décadas siguientes, las diversas protestas realizadas por mujeres y su participación continua en los grandes foros dieron frutos, y en 1977 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró como oficial el día 8 de marzo.

El Día Internacional de la Mujer es una jornada de lucha en la que se reclaman los derechos de todas las mujeres en todos los aspectos de su vida: derecho a ser respetadas como mujeres, es decir, a tener control sobre su sexualidad, a no ser golpeadas, insultadas o discriminadas, a cobrar lo mismo que un hombre por el mismo trabajo, a participar en procesos políticos, entre tantos otros reclamos. Año tras año las mujeres de todo el mundo salen a la calle para reclamar nuevos derechos, defender los que tienen y para luchar contra las leyes que las discriminan.

Esta fecha es cada vez más una ocasión para reflexionar sobre los avances conseguidos, exigir cambios y celebrar los actos de valor y decisión de mujeres que han desempeñado un rol clave en la historia de los derechos de la mujer y de la humanidad.

Hoy, desde el Museo Nacional de la Independencia nos preguntamos y reflexionamos acerca de cuáles son las conquistas y los derechos que han conseguido las mujeres con su lucha. A pesar de que se lograron algunos triunfos en materia de derechos todavía hay trincheras por combatir. Aún existen espacios en donde se ve la desigualdad: los museos y sus discursos no son ajenos a esta situación.

Los museos son responsables de la construcción de nuestra memoria y del papel que desempeñaron hombres y mujeres, por lo tanto, si contamos una historia que esté centrada en el dominio y el poder masculino como algo único e indiscutible, estaremos ocultando una parte de nuestra historia que es la presencia femenina en la construcción de cultura.

Durante mucho tiempo, la historia fue la historia de los hombres, a los que se concebía como representantes de la humanidad. Muchos trabajos han mostrado que las mujeres también tienen una historia y son agentes históricos de pleno derecho. Pero ya no se trata de estudiarlas aisladamente, como si estuvieran en el vacío, sino más bien de proponer un enfoque que complejice la relación entre hombres y mujeres, es decir, introducir la dimensión de género.

 ¿Qué implicaría que en los museos se comience a trabajar con perspectiva de género? Para empezar, los ubicaría en constante diálogo con el presente, necesidad imperiosa para los tiempos en los que vivimos. Los obligaría también a interrogarse sobre qué tipo de identidad desean construir: una que atienda a una sociedad democrática que represente igualitariamente a hombres y mujeres o una que siga reproduciendo un modelo excluyente y estático.

 Los trabajadores de los museos, tomamos conciencia, al inicio del desarrollo de nuestras instituciones de la verdadera dimensión que tenemos al conservar nuestro patrimonio cultural, preservarlo, investigarlo y compartirlo con los públicos. Motivar las múltiples lecturas e interpretaciones enriquece nuestra propia visión. Recuperar la memoria de las mujeres nos permite conocer una historia de desigualdad, de imposición de cánones patriarcales y de roles de género que, perpetuados durante siglos, nos llevan a un presente en el que aún permanecen sedimentos de discriminación que en ocasiones se manifiestan en la violencia contra las mujeres. Somos responsables, a través de los instrumentos de acción que poseemos, de potenciar una igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres. Y dentro de esos instrumentos, la cultura tiene también su pequeña parcela: la de realizar actividades que fomenten la igualdad y la equidad de género al desarrollar proyectos que permitan dar visibilidad a las mujeres en la historia.

Queda en nosotros elaborar discursos museológicos en los que no se hable de la mujer como un sujeto específico existente en la historia, sino como un sujeto dentro de la historia, que esté tan representado dentro de los grandes museos nacionales como lo están los que siempre han estado presentes, los hombres.

Hoy, 8 de marzo, conmemoramos un año más de lucha, celebramos las conquistas conseguidas pero seguimos siendo deudores de veintiún siglos de historia de ocultamiento, silencio y violencia hacia las mujeres. Frente a ello, es necesario el ejercicio de recuperar las voces de las mujeres, de formular nuevas preguntas para obtener nuevas respuestas y así construir un mundo más igual y justo.